Una pintura inmersa en una estética íntegramente sevillana, así opinaba D. Ramón Torres Martín, crítico de arte y Vocal del Patronato del Museo de Bellas Artes de Sevilla (Correo de Andalucía, 25 de Octubre de 1975,): «Miguel Ballesta expone en la Galería Melchor una amplia muestra que abarca todas las facetas de su creación pictórica…
Óleos, pasteles y dibujos sirven para deleitarnos en una representación que comprende retratos, bodegones, paisajes y escenas costumbristas a base, especialmente, de gitanos, a los que una directa y abocetada ejecución hará muy característicos.
Un conjunto de obras que hacen patente un oficio bien aprendido, en una materialidad muy al margen de las corrientes creadoras del momento, muchas de ellas, como sabemos, de extracción extrapictórica.
Hay en estos cuadros todavía ecos literarios de una Sevilla, cuya gracia y alegría tan cantada sería en el pasado, y en los cuales los sentidos parecen recrearse con la amable transparencia de algo que toca al sentimiento.
En el fondo de sus miradas estos modelos parecen hablarnos de un lenguaje que, de Gonzalo Bilbao, pasarían a Rodríguez Jaldón y José María Labrador, en una estética idiomática, que habría de definir como íntegramente sevillana.
Es más, en los mismos paisajes expuestos, como los dos de Triana, hay un equilibrio técnico unido a una nitidez de ejecución, en los cuales es evidente la herencia sevillana.
Capítulo muy destacado de la exposición son las pinturas al pastel, cuya perfección realista, dibujo y color, contribuyen grandemente al éxito de esta exposición.